¿Los lácteos son sanos para la salud?

Tuve la oportunidad de conocer a Luis Ducoing en su rancho la Factoría, en Guanajuato, para romper con el mito. No me gustan las etiquetas, prefiero pensar más en la alimentación consciente para un mejor planeta, que decir “soy vegano” o “soy vegetariano” o “soy carnívoro”.

Estoy feliz, pues ahora nuevamente puedo volver a comer mucho queso y leche sin perjuicios, así como el pan de masa madre de OST, que también es rico, saludable y hecho también artesanalmente en Guanajuato, un pan que, a pesar de que tiene gluten, no le hace daño a los intolerantes de este tipo de proteína.

Hace un tiempo me propuse ir a conocer a los productores y campesinos locales para valorar más los alimentos que consumimos a diario. Me gusta sentir, vibrar e investigar a fondo lo que me dicen los que lo venden o lo que leo en las etiquetas de los productos saludables, porque la ley de etiquetado está muy mal hecha, más a favor de las corporaciones que de los simples mortales.

La leche como un alimento no saludable se pudo comprobar a una investigación del Doctor Keith Woodford de origen neozelandés, obsesionado por el estudio de las distintas propiedades de la leche y su impacto en la salud, la cual quedó plasmada en su libro “El diablo está en la leche”, publicado en 2007, donde investigó 100 casos que comprueban, con evidencias, que el consumo de leche con caseína (proteína) A1, es la causante de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 1, autismo o esquizofrenia.

En cambio, la caseína de las vacas con gen A2A2 es excluyente de todas estas enfermedades, además de que su consumo tiene altas proteínas saludables y equilibrio en los omegas que necesita nuestro cuerpo para crecer sano. También se descubrió que la leche ancestral es A2, similar a la de las cabras. Estos lácteos son de fácil digestión y no causan inflamación, así que la mayoría de las personas que son intolerantes a la leche no van a tener problemas en consumirlos, me comenta Luis.

Mientras me daba una vuelta por su rancho, pude observar que sus vacas se ven muy saludables, todo lo contrario de lo que atestigua en otros ranchos de producción de lácteos que visité, donde veía vacas enfermas y tristes, incluso las que estaban criadas en libre pastoreo; ni hablar de las pobres vacas que viven en fábricas industriales rodeadas de cemento. Hay un dicho que dice “eres lo que comes”, así que prefiero consumir lácteos de vacas lo más felices que se pueda. 

Luis es un clavado como pocos, empezó a interesarse en esto hace 10 años buscando la alimentación más saludable que podía darle a sus hijos. Comenzó a trabajar en un terreno en Guanajuato, cerca de San Miguel de Allende, y cada vez que iba con otros ganaderos de distintos estados del país a visitar sus vacas sacaba una muestra del ADN de su ganado y lo enviaba a California, para quer si era A2A2. Entre 20 vacas que le ofrecía el ganadero, a veces solo adquiría una, a veces ninguna (solo compraba las que daban positivo a ese gen). 

Luego me explicó, contrariamente a los que hacen la mayoría, en vez de darles de comer maíz, las alimenta solo con pasto perenne (pasto vivo, sin pesticidas y alto en nutrientes), generando bajo consumo de carbono y siendo esto mucho mejor para la alimentación de las vacas y de los humanos cuando consumen sus lácteos. Además, Luis utiliza pastoreo rotacional para regenerar el suelo, contrario con la agricultura tradicional, que lo erosiona y hace que las pobres vacas coman paso muerto y envenenado por la erosión.

Para los lectores más exigentes en la alimentación, les sugiero que echen un ojo a la investigación del doctor Rubino, quien desarrolló una certificación llamada ¨Latte Nobile¨, referente a los lácteos y el mejor equilibrio de los omegas para tu cuerpo. En México pueden contactar al Doctor Miguel Galina, su representante.

Luis tiene el primer rancho de ganadería 100 por ciento A2A2, y tal vez es el único en el país. Nunca vi nada igual.

Al final del recorrido, me invitó una rica comida y tuve oportunidad de probar varios de sus quesos frescos y añejados, leches, yogurt griego y ghee, que son unos verdaderos manjares.

Ahora sí puedo volver a comer quesos y beber leche sin preocuparme por mi salud y sin inflamar mi panza como oso panda. ¡Salud!

Todos los miércoles se lleva a domicilio los lácteos de La Factoría directo de sus praderas a tu casa. Puedes hacer tu pedido por WhatsApp al 442 324 6981.

Un proyecto que apoya a los pequeños productores locales, orgánicos, libres de monopolio.


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